miércoles, 26 de mayo de 2010

COMO RATA POR TIRANTE

Uno de los posteos publicados acerca de la nota de Rosario3.com sobre "Amor entre lanzas" (la fotonovela que planea realizar mi amigo Claudio Gazzera) -http://www.rosario3.com/noticias/noticias.aspx?idNot=71505-, me hizo recordar varias cosas. El comentario dice lo siguiente:
"Doce
25/05/2010 20:07 Los canallas jamás se olvidaran que el vasco los mandó al bombo como mandó a los trolebuses desmantelando toda la línea norte. ¡Que tipo dañino cuanto daño le hizo a la ciudad! Este maldito vasco no tiene perdón de Dios y menos de los rosarinos que por una u otra causa lo odiamos por el daño que nos hizo. "


Hagamos memoria: En noviembre de 1994, cuando el intendente Usandizaga aún no había cumplido un año de su gestión, autorizó la sustitución de los trolebuses en la Línea M, que unía el Norte con el Sur de la ciudad, a través de los ejes de las avenidas San Martín-Corrientes-Salta-Alberdi-Rondeau. Justo es decir que la ignominia se perpetró con la complicidad del concejo municipal de entonces, haciendo honrosa excepción de los concejales Elbio Martínez, Rubén Lenti y Gualberto Venesia, que se opusieron a semejante disparate.

Los troles en los tiempos del Vasco: deplorable coche 13, con deficiente estado de carrocería, escasa identificación de línea y lanzas dobladas cuan fierros viejos. Así andaba la "K" en 1984...

Con la M sustituída con desagradables y escasos colectivos (algunos de los cuales eran improvisadas carrocerías de manufactura casera montadas sobre camioncitos de pequeño porte), la única línea remanente, la K, no sólo no progresó, sino que ingresó en un camino declinante.
Sólo funcionaba una decena de los troles armados por la concesionaria Martín Fierro, en medio de frecuentes caídas de cables y cortes en el suministro eléctrico.
El poder concedente fue por demás indulgente con la concesionaria, que entonces comenzó a manejarse con criterio liberal, pues nadie le ponía límites.
Prueba del accionar permisivo de Usandizaga se palpó con la crisis energética de 1988, que sirvió para que la empresa Martín Fierro consiguiese que se le permitiera la incorporación de colectivos Diesel también en la K, con el supuesto propósito de garantizar el servicio ante los cortes de energía. Al poco tiempo los colectivos en circulación fueron más que los troles. Por su parte, si se hubiese obligado a la concesionaria a poner en funcionamiento una subestación rectificadora que estaba emplazada a mitad de recorrido (y desactivada en su momento por la propia empresa), no habría sido necesaria la intercalación de colectivos.

También fue una ilegalidad que los colectivos fuesen autorizados a extender sus recorridos más allá de donde llegaban los cables del trole; y como si todo ésto no fuera suficiente, aportamos otros detalles:
-la incorporación de nuevas unidades Diesel, mientras que no se reinvirtió un solo peso en troles.
-el robo y deterioro sistemático de los tendidos eléctricos y subestaciones correspondientes a los recorridos dejados de operar en 1984, ante la pasividad de la Municipalidad de Rosario.
-el pase a archivo de la auditoría técnica realizada en 1983, cuyo contundente veredicto debió haber significado la caducidad a Martín Fierro y el posterior procesamiento penal de los responsables.

Vetusto colectivo Diesel, con que la concesionaria Martín Fierro pretendía sustituir definitivamente los troles, con la excusa de la crisis energética.

Lo último: cuando en 1989, el intendente Usandizaga intentó coaccionar al electorado rosarino amenazándolo con "Angeloz o el abismo", prometió su renuncia en caso de resultar perdedora la fórmula presidencial de su partido. Al cumplirse el peor pronóstico para él, no tuvo mejor idea que renunciar a la intendencia, dejando pendiente un juicio millonario contra los trabajadores municipales, a los que él siempre se dirigió de manera despótica y peyorativa. Ese juicio resultó desfavorable para la Municipalidad de Rosario, por lo que los contribuyentes debimos pagarlo durante años.
En mayo de 1989, dos días antes de abandonar su cargo por la puerta de atrás, Usandizaga firmó el decreto de adjudicación de la línea "103" de colectivos, al concesionario que favoreció en 1984 permitiéndole exterminar los trolebuses en la línea M. Con ésto ponía la frutilla del postre en su ignominioso paso por la intendencia local, dejando algo más que sospechas sobre su honorabilidad y decencia. No estuvo solo en ese indigno tránsito: contó con la obediencia debida (¿acaso complicidad?) de sus sucesivos secretarios de servicios públicos Radizza, Dalleva, Moya...

Tiene razón lo que el lector "Doce" manifiesta en su posteo de Rosario3.com. Nuevamente Usandizaga sale huyendo en la manera en que se titula el título de esta entrada, mandando al descenso al club de futbol más antiguo del país, y dejándole una deuda de casi sesenta millones de pesos.
Este canalla no lo es precisamente por pertenecer a la gloriosa divisa auriazul, sino por ajustarse a la definición que la Real Academia Española cita para ese vocablo. Por cierto que no es digno de tener la casaca de rayas verticales amarillas y azules... Más bien, a este sujeto le corresponde estar a buen resguardo y vistiendo otra casaca: la de rayas horizintales blancas y negras.
MARIANO CÉSAR ANTENORE
26 de mayo de 2010

1 comentario:

Angelica dijo...

Me interesa el tema del transporte acerca de la ciudad de Rosario. Recuerdo que cuando vivía allí me manejaba constantemente en transporte publico y era muy bueno. Veia que la mayoría de los autos tenían seguros de rsa